BIENVENIDO AL TALLER

¡Enhorabuena!

Acabas de entrar en el mundo de las aventuras, las fantasías , la creación...

"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo"
Óscar Wilde

lunes, 2 de mayo de 2011

CASIMIRO


Había amanecido un nuevo día, que auguraba cambios en la vida de Casimiro.
Casimiro era un niño de gesto adusto quizá por su frente en exceso despejada y buenos sentimientos. No había cumplido aún los ocho años y los dientecillos que le faltaban le otorgaban una gracia especial. Casimiro tenía luz propia. Soñaba todas las noches con su cuento preferido “Blancanieves” y al despertar aun creía formar parte de su magia. Casimiro era bajito, pero eso no le incomodaba, lo que él decía, sin atisbo de conformidad: qué importancia tiene la altura...
Vivía Casimiro en una casa en medio del campo. Ésta carecía de tejado y en lugar de ladrillos, su techumbre y fachada estaba hecha de materiales de aspecto aterciopelado y vivos colores. Ni la lluvia era capaz de atravesarla, y además los olores que emanaban de ella eran dulces y acaramelados.....
Era del gusto de Casimiro corretear sin parar por entre las amapolas, los lirios, las margaritas y las flores de lavanda, tan moraditas ellas. Sus piernas, bastante zambas no eran impedimento en su carrera desenfrenada, y aprovechaba esta circunstancia para imitar a los vaqueros de sus películas preferidas, galopando contra el viento, en persecución de los indios malvados.
Casimiro se sentía un ser libre y experimentaba un placer especial atrapando entre sus pequeñas manos los bilanos y pedir, cerrando suavemente los ojos y soplando, como si de un ritual se tratara, su deseo más íntimo, porque Casimiro tenía un sueño... ser bombero.
No pasaba ni un día en que Casimiro no se tumbara sobre la hierba con la nuca apoyada en sus breves brazos y mirara las sombras proyectadas por los altísimos árboles que le rodeaban y le arropaban; ni una noche en que no observara con viva atención las estrellas desde la dudosa y privilegiada posición que le permitía la altura de su hogar.
Transcurría apaciblemente así la vida de Casimiro.
Un día de buena mañana los sonidos que acostumbraba oír en su feliz despertar, se alteraron en un punto que no supo definir. Desasosegado por el cambio, al que no estaba habituado, se quedó por primera vez en su corta vida, inmóvil, con las orejas más erguidas que nunca, los ojos redondos, sin párpados...
La quietud de la tierra, dio paso al retumbar de tambores de sonidos acompasados que poco a poco se aproximaban a él.
Decidió esconderse detrás de la casa y agazapado esperar, mientras dos lagrimitas se deslizaban por sus mejillas. Poco a poco el sonido se intensificaba y el temblor de la tierra le hacía dar saltitos y hacer cabriolas sin que pudiera impedirlo. Una sombra gigantesca nubló de pronto las luces de la mañana.
Algo terrible estaba ocurriendo.
Sin tiempo para poner a salvo su pequeño cuerpo, vio como la casa que había sido su hogar se desprendía de la tierra en la que había permanecido largo tiempo, arrancada de cuajo. Sin poder evitarlo, cayó al suelo y perdida la conciencia por un momento sólo alcanzó a oír lejanamente el eco de unas palabras: ¡mira papá qué seta más bonita he cogido!
M.Ll. (Dedicado a mis alumnos)

miércoles, 26 de mayo de 2010

El del coche de al lado (crónica)


Todos hemos estado sentados en un vehículo en un atasco o a la espera de que el semáforo se ponga en verde. En estos momentos hemos girado la cabeza y hemos prestado atención a la persona del coche de al lado.

Hemos podido ver a un chico con la música a todo volumen, que canta a pleno pulmón.

También nos habremos podido fijar en el chico con gafas de sol, que saca el brazo por la ventanilla mientras se fuma un cigarro y tira las cenizas a la carretera.

O ver al típico coche familiar, donde la mujer conduce, el marido está en el lugar del copiloto y atrás los niños cantan alguna cancioncilla infantil o preguntan: “Papa, ¿falta mucho?”.

O los dos ancianos, en un coche antiguo, que intentan sintonizar una cadena de radio.

También el adolescente, el novato, el de la “ele”, el que se acaba de sacar el carné, que tiene la espalda a cien metros del respaldo, y que se estruja el pecho contra el volante. En vez de conducir, parece que juega a un videojuego.

Y la típica discusión de pareja, de si tomar la salida de la derecha o la de la izquierda.

En el coche de al lado puede haber “de todo”. Por eso, nunca está mal girar un poco la cabeza y sorprenderse.

I. R. 2ºC

miércoles, 21 de abril de 2010

Soledad y el tiovivo


Milagros era una niña a la que le encantaba explorar. Vivía en un pequeño pueblo, que se encontraba en Ávila. Sus padres tenían un restaurante en el que trabajaba su madre y su tía.
Los sábados, el restaurante siempre estaba lleno de clientes así que Soledad se iba de aventurera por el pueblo. Fue uno de esos sábados cuando Milagros llenó una mochila con varios objetos: una brújula,una botella de agua y una bolsa con dinero. El dinero lo llevaba por si se perdía y así poder llamar a sus padres. Después empezó a caminar hasta que bajó por unas escaleras. Cuando llegó abajo se dio cuenta de que nunca había pasado por aquel lugar. Estaba muy contenta porque era la primera vez que exploraba un sitio en el que nunca había estado.
Milagros empezó a caminar por una calle en la que había casas grandes . Cuanto más caminaba la calle se hacía más estrecha. Al fin llegó a un sendero. Cuando se adentró en él, vio algo, grande y redondo que tenía muchos colores, entonces empezó a correr, y a medida que se acercaba se dio cuenta de que estaba ante un hermoso tiovivo. Se acercó y se puso a contemplar uno de los caballos. De repente alguien abrió una puerta y asomó la cabeza. Era una mujer muy pequeña y muy vieja. Llevaba puesto un vestido marrón y unas botas negras.
-¿Cómo te llamas?-preguntó la niña.
-Me llamo Soledad y ¿tú?-
-Milagros- contestó
Soledad le dijo a Milagros que si quería pasar a su pequeña casa que se encontraba detrás del tiovivo.
Milagros pasó y se sentó. Su casa estaba llena de objetos y figuras de cerámica que estaban colgadas en la pared.
Soledad le preparó un té y unas cuantas galletas. Se quedaron hablando hasta que anocheció. Milagros volvió corriendo hasta el restaurante. Al día siguiente fue de nuevo al tiovivo y así comenzó la costumbre de ir todos los días.
-¿Por qué tienes el tiovivo?-preguntó Milagros
-¡Oh! el tiovivo -dijo -pertenecía a mi hermano, murió hace muchísimo tiempo. Lo llevábamos cada verano por el todo el país.
-¡Qué interesante!-dijo Milagros
- Pero hace mucho tiempo que no pongo en funcionamiento este tiovivo -dijo Soledad.
A Milagros se le ocurrió una idea, que era arreglar el tiovivo para que todos los niños pudieran montar en él.
Soledad estaba de acuerdo, así que Milagros se lo dijo a su tía y a sus padres. Al día siguiente su madre y su tía se pusieron en marcha y empezaron a limpiar y a pintar los animales del tiovivo, mientras el padre arreglaba el motor para poder ponerlo en funcionamiento.
Pasó una semana. Entre todos habían conseguido que el tiovivo funcionara. Milagros hizo pequeñas papeletas y las repartió por todo el pueblo. Por la tarde se acercaron muchos niños y montaron en el tiovivo y así fue cómo Soledad dejó de sentirse sola, porque a partir de ese día estuvo rodeada de gente que la quería.
W.E.H, 2ºC

miércoles, 14 de abril de 2010

Alegría


Hubo una vez en un reino alejado de los prados y la belleza de éstos una reina llamada Dolores Depresión. En su reino nunca había crecido una flor. Sus habitantes aunque eran pocos, eran muy ricos y aburridos.
Un día uno de sus vecinos, un tal Conde Estirado decidió contratar una sirvienta nueva, ya que, según él, la que tenía sonreía demasiado. La futura criada se llamaba Alegría Buenavista y llegaría justo a la hora del té amargo y las pastas sosas. _Ding dong_, sonaba el timbre , mientras el conde sorbía su té, como si de un refresco con pajita se tratase. _¡Cinco minutos tarde!, si es la sirvienta, espero que tenga una buena excusa, porque si no la tiene..., dijo entre balbuceos. Cuando el conde vio la clase de persona que se había presentado para limpiar su casa, hizo cerrar la puerta, con grandes aspavientos y gritó:_ ¡Pruebe en otro sitio, pero aquí... no!
Alegría quedó blanca después de tal rechazo, no veía el fallo en su presentación _¿Serán mis mejillas?, se dijo a sí misma. Desolada, caminando por las calles del reino, Alegría intentaba no perder la esperanza pues sabía que en alguna casa de aquel pueblo, alguien querría cobijarla como sirvienta.
Pasaban las horas y seguía sin encontrar trabajo, fue entonces que encontró dos caminos. Uno conducía a la izquierda hacia una casa pequeña y otro a la derecha hacia la mansión de los reyes Tristón III y Dolores I. Tomó la decisión de dirigirse a la casa pequeña, pues parecía más humilde. Llamó a la puerta y salió una anciana con bastón. ¿Quién llama?, dijo. _Vengo para pedir un puesto de trabajo como asistenta_, respondió Alegría con una sonrisa. La anciana cerró la puerta y dijo gritando, traspasando las paredes con un rugido feroz: _¡No queremos gente de tu clase! Agachó la cabeza, _serán mis mejillas_, pensó.
Alegría se dirigió por el otro camino hacia su última oportunidad. Tocó la puerta y tras ella apareció el rey Tristón. Ella dijo: _Por favor, se lo suplico, contráteme sólo un día... El rey puso mala cara y Alegría comprendió y con cara triste, se dio media vuelta y dijo: _Definitivamente son mis mejillas...
Berreando Alegría fue interrumpida por el rey que decía insultante: ¡No son tus mejillas... es que vas desnudaaaaaaaaa!
Alegría despertó debajo de un árbol y lo único que hizo, después de todo fue...reir.
M.F., 2ºC

domingo, 11 de abril de 2010

Yo, él-ella


5 de febrero de 2009
Esto es algo nuevo para mí, Pilar, mi mejor amiga, me ha aconsejado que escriba mi propio diario, y la verdad, es que de momento no está mal… ¿quién sabe? Quizás dentro de un año, cuando por fin sea mujer, tenga que renovar y comprar una nueva libreta.

Me atacan las dudas, ¿debo presentarme? No tiene sentido, ¡si es mi diario! Bueno… pero si no digo quien soy… no se sabrá a quién pertenece. Pues nada, creo que va a ser mejor empezar cuanto antes.

Mi nombre es Adán. Éste se debe a que mi familia es extremadamente católica, aunque sólo sabiendo que mi madre se llama Eva María y que mi padre es Jesús Abel… es fácil adivinar cuales son sus creencias. Tengo cuarenta años y me casé con mi mujer, Alicia, hace quince. Juntos tuvimos dos hijos, la mayor, Victoria, de catorce años y Jaime, de doce. La verdad es que no sé cómo asumirán mi cambio de sexo, me preocupa que les afecte en sus estudios o sicológicamente y tampoco sé cómo se lo tomará Alicia, imagino que mal, seguro que esto nos llevará a la separación, pero la verdad es que no me importa demasiado, llevamos un par de meses… que la noto un tanto distante.

6 de febrero de 2009

La verdad es que he cogido con muchas ganas esto del diario, y seguro que me ayuda a sobrellevar todo con más calma.

Victoria estaba esta mañana radiante, creo que es por el famoso concurso de ortografía al que se presenta. Se la ve muy entusiasmada, el otro día la vi dándole un breve repaso al pequeño diccionario que usa en clase, y luego me hizo dictarle cincuenta palabras de cada letra. Por supuesto no le dicté mil trescientas cincuenta palabras, en lugar de eso busqué aleatoriamente varias, quedando como resultado un escrito de doscientas cincuenta cuestiones. Sinceramente, lo lleva un poco mal… tuvo ciento dieciocho faltas, aunque no se desanimó ni mucho menos, es más, la veo más segura de sí misma, con más ganas de prosperar y eso en mi opinión es una gran virtud, que por cierto aún no sé de quien ha podido heredar.

Me encanta como avanza este pequeño “amigo”, no le he dedicado ni cuatro horas y ya he completado tres hojas. La verdad es que aquí puedo expresar mis ideas y emociones, sin que nadie me critique, sin que nadie me corrija, porque la verdad Alicia lleva unos días… El domingo día uno llegó del trabajo muy tarde… algo que me extraña, porque siempre sale bien temprano, y el martes tres, ni si quiera vino a cenar, que tenía cena de empresa se excusó al día siguiente. Algo me oculta seguro, ¿estará embarazada de nuevo? No, imposible, no de mí por lo menos.

9 de febrero de 2009

Llevo tres días muy ajetreados, el siete me llamaron del médico para comenzar a hormonarme, me siento más fuerte que nunca para empezar con las sesiones, y me dijeron que las llevaríamos a cabo a mediados de marzo. Tengo clarísimo que esto es lo que quiero hacer, pero sin embargo, también estoy seguro del rechazo que voy a sufrir por parte de mi familia, de mis padres y esposa, y quién sabe, puede que hasta de los chicos, que dicho sea de paso estoy un tanto preocupado con Victoria. Está muy contenta, y pone mucho de su parte, sí, pero creo que se está empezando a obsesionar con el concurso y eso no es lo peor, lo más alarmante, es que se pasa las horas muertas encerrada en su habitación, recitando expresiones latinas como “deo volente” o “dixi” que todavía no sé lo que significan… me inquieta que se lleve una gran decepción si los resultados no son los esperados.

11 de febrero de 2009

Ayer en el trabajo estuvimos de celebración. Julio cumplió treinta y ocho añitos ya, y lo festejó por todo lo alto. A la empresa llevó dos grandes tortillas de patata y tres botellas bien frías de un fabuloso “Brut Nature”. Ambos manjares no duraron allí ni quince segundos y por la noche nos invitó a una comilona en uno de los más exquisitos restaurantes italianos de Madrid, el ¡“Da Nicola”! Situado en Gran Vía, unos metros más arriba del teatro Coliseum, donde el año que viene se estrenará el musical de “Chicago”.

A todo esto, Pilar, me preguntó por mi diario, y me dijo que si seguía así, a este paso no me llegaría a verano… lo mismo lleva razón.

23 de febrero de 2009

No sé que vamos a hacer con este muchacho, de verdad, es impresionante, ha suspendido el primer examen de religión, y me temo que como siga así… le va a tocar sacar sobresaliente en el próximo y antes de que eso ocurra primero debe aprender a escuchar al profesor, porque de no ser así le va a tocar recuperar, y todo por la cabezonería de contradecir al maestro… ¡qué ya le vale! Nos llegó hace poco una citación con la tutora y nos relataba los constantes conflictos entre Jaime y Pedro, el profesor. Por lo visto, hizo algunos comentarios y acusaciones muy graves hacia la iglesia católica y que el alumno fue amonestado por haber cuestionado en repetidas ocasiones al instructor.

26 de febrero de 2009

Lo sé, lo intuyo, algo dentro me dice que el distanciamiento entre Alicia y yo se debe a terceras personas, y no me molesta que se haya vuelto a enamorar, lo que verdaderamente me duele es que día tras día me llegue con una monserga diferente. Creo que va siendo hora de contarle mi decisión y a ver si una vez, dicho todo, ella es capaz de reconocer sus engaños. De todos modos… al final me va a venir hasta bien, el divorcio va a ser requerido por los dos, de manera que, supongo, que no acabaremos mal nuestra relación. ¿Qué palabras he de usar? Ali, creo que no estamos pasando por un buen momento, que deberíamos divorciarnos y que… que me voy a someter a un cambio de sexo; no sé, un poco directo ¿no?

28 de febrero de 2009

Hoy es el esperado día para Victoria, ¡por fin ha llegado el día del concurso! No… va a perder, estoy seguro de que será un absoluto fracaso, ¡si a esta niña nunca se le ha dado bien el tema! Se va a llevar una gran desilusión, pero debe aprender a perder. Aún así el próximo cinco de marzo tendremos los resultados… espero equivocarme.

10 de marzo de 2009

Han sucedido muchísimas cosas en estos once días. Mi pequeña Victoria ha derramado los mayores lagrimones de su vida al ver su derrota en el concurso… al observar que había quedado en el puesto quincuagésimo sexto, por otra parte es más de lo que yo me esperaba, teniendo en cuenta que se presentaban más de trescientas personas. Por otro lado Alicia me confirmó ayer mis sospechas, y sorprendente y gratificantemente comprendió las ganas que tenía de travestirme. Me dijo que me echaría una mano para decírselo a los niños cosa que agradezco.

Cambiando de tema… Jaime es un caso perdido… ha solicitado un cambio de materia, de horario y por su tozudez se lo han concedido, no volverá a dar religión, de ahora en adelante se dedicará a leer libros en una materia llamada M.A.E. pero de todos modos este cambio tiene una condición, y es que en el boletín constará como suspenso en religión.

15 de marzo de 2009

El primer día, mi primer paso, la primera sesión, estoy más cerca de mi sueño, de mi feminidad, ¡por fin! Los chicos ya están al corriente. No parece importarles demasiado, lo han comprendido bastante bien y creo que les costará asumirlo, pero seguro que se terminaran acostumbrando a ser hijos de Alicia y de María.
E.A., 2ºC

jueves, 25 de febrero de 2010

Avestruz a la francesa


Ingredientes: Para cubrir:
- 4 huevos. - 200 gramos de castañas asadas
- 200 gramos de harina.
- Un sobre de levadura.
- 4 cebollas.
- 3 kg. de centromuslo de avestruz.
- Salsas variadas.
- 100 gramos de azúcar.
PREPARACION:
Batir los huevos.
Mezclar las salsas variadas en el huevo batido.
Meter en la sartén para hacer una tortilla francesa.
Poner levadura a la tortilla francesa.
Pasar por azúcar las castañas asadas, por otro lado.
Hacer el contramuslo de avestruz a la plancha.
Pasar por harina las cuatro cebollas y asarlas.
Meter las cebollas con el contramuslo y la tortilla en el mismo plato.
Empezar a comer.
R.U., 2ºC